«Hace muchos años conocí a un gran maestro, tenía la gradación más alta de su escuela espiritual y era un gran sabio con la humildad característica de todo verdadero Maestro.
Pasaba mucho tiempo junto a él preguntándole y escuchándolo, algo era fascinante en sus relatos aunque, en ese entonces, no comprendía muchas de las cosas que decía.
Una de ellas fue cuando un día me dijo:
-“En mi Orden se guarda el secreto de la inmortalidad y la vida eterna, y ahora te voy a revelar ese secreto.”
Por supuesto me dispuse a escuchar algo sobrenatural, fascinante, súper espectacular y pomposo; tal vez me revelaría la receta de algún conjuro o el lugar secreto
donde guardaban el elixir sagrado, pero él dijo:
– ´´El secreto de la eternidad es ayudar a otros.
Te haces inmortal, a través del bien que realizas en la vida de los demás´´.
Pasaron 10 años de aquel entonces, y hoy comprendo que no mintió.
Las verdades más profundas son simples,
sólo tenemos que prepararnos para comprenderlas con el corazón.»